NUTRICIÓN EN LA PRIMERA INFANCIA



La calidad de la nutrición que un niño reciba desde antes de nacer y durante su primer lustro de vida es determinante para su crecimiento en los niveles físico, cognitivo e incluso social. Por eso, y para ahondar en la importancia de crear hábitos de alimentación saludables en la primera infancia, María Victoria Benjumea, nutricionista y dietista de la Universidad de Antioquia y Ph. D. en Ciencias de la Salud de la Escuela Nacional de Salud Pública, quien ha liderado investigaciones relacionadas con salud materna y perinatal, seguridad alimentaria y nutricional, y nutrición maternoinfantil, entre otras de interés general.

La calidad de la nutrición que un niño reciba desde antes de nacer y durante su primer lustro de vida es determinante para su crecimiento en los niveles físico, cognitivo e incluso social. Por eso, y para ahondar en la importancia de crear hábitos de alimentación saludables en la primera infancia.

De los estudios que ha liderado en el plano nutricional, ¿cuáles han sido los principales hallazgos?
El hecho fundamental que condiciona la salud y el estado nutricional de nuestros niños es la duración de la lactancia materna exclusiva; la Organización Mundial de la Salud propone que sean seis meses. En Colombia, según las cifras oficiales, es de apenas 1,8 meses. Esta situación, sumada a la inadecuada introducción de alimentos después del destete y a las condiciones de pobreza, se relaciona con el aumento de la frecuencia de enfermedades infecciosas, anemia y desnutrición en los niños colombianos.

¿Por qué la nutrición en la primera infancia es determinante para el desarrollo del niño? De acuerdo con los expertos en crecimiento y desarrollo, los primeros 1000 días de un ser humano son definitivos para potenciar o no su crecimiento y salud. Esos días se dividen en tres grupos: los 270 días que dura un embarazo, los primeros 365 de vida o el primer año y los 365 del segundo. Nunca un ser humano volverá a crecer o a desarrollarse a la velocidad con la que lo hace en ese periodo. Para dar una idea de esto, un bebé triplica su peso de nacimiento al término del primer año.

Por tanto, la alimentación y el estado nutricional de la embarazada son fundamentales para que se logre que el bebé nazca con un peso mayor o igual que 2500 gramos y una longitud entre 48 y 50 cm, considerados los valores normales.
Después del nacimiento, la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses es primordial y luego una alimentación complementaria adecuada, requerida. En el primer año, el bebé deberá consumir la misma alimentación que el resto de su familia y haber probado todos los alimentos vegetales disponibles en su hogar. Más tarde será difícil que los acepte.

Este primer año es para experimentar sabores, texturas, colores y olores, y la forma en la cual se preparen (sin excesos de azúcar o sal y en su estado natural, sin que todo sea licuado) será crucial para sus hábitos alimentarios. El segundo año es primordial porque el bebé ya camina y con esto empiezan los riesgos: se lleva casi todo a la boca, lo que aumenta el riesgo de infecciones y diarreas, entre otros.






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