A nivel mundial, una de cada
ocho personas es un migrante. Esto engloba aproximadamente 214 millones de
migrantes internacionales y alrededor de 740 millones de migrantes internos. La
juventud representa una gran parte de los migrantes del mundo; cerca de un
tercio del flujo migratorio provenientes de todos los países en desarrollo
tienen entre 12 y 24 años. En este grupo se encuentran millones de niños
menores de 18 años que migran internamente o que cruzan las fronteras, con o
sin sus padres.
Se estima que en los
próximos años, un número sin precedentes de jóvenes seguirá este éxodo masivo y
cambiará aún más la dinámica de la población, influenciados por factores
demográficos, desigualdad económica, conflictos violentos, fracaso del estado,
desastres naturales, escasez de recursos y presiones medioambientales, en
particular cambios climáticos.
Sin embargo, la migración
puede ser una experiencia positiva para los niños y niñas y puede ofrecerles
una vida mejor, incrementar sus oportunidades y permitirles escapar de las
amenazas inmediatas, tales como el matrimonio forzado, los conflictos y los
desastres naturales. Los niños pueden enfrentar importantes desafíos durante el
proceso de migración. Dichos desafíos son particularmente graves cuando los
niños migran sin documentos de identidad adecuados y/o sin sus familias, y en
países donde no existe protección legal y en donde a los niños se les impide
acceder a servicios básicos tales como la educación y la atención sanitaria. En
estos casos, los niños migrantes corren un gran riesgo de explotación y son
susceptibles de caer víctimas del trabajo infantil. Muchos niños migrantes
terminan trabajando en el sector agrícola o en el sector de servicios, por
ejemplo en trabajo doméstico. Algunos de estos niños y niñas son víctimas de
trata.
Con frecuencia, los niños
migrantes experimentan maltratos, tales como aislamiento, violencia, malas
condiciones de trabajo, omisión del pago de salarios y la amenaza de ser
denunciados a las autoridades. Además se ha demostrado que entre los niños
trabajadores, los niños migrantes son los que reciben menor salario, los que
trabajan más horas, los que asisten con mayor irregularidad a la escuela y los
que enfrentan un mayor índice de mortalidad en comparación con los niños
locales.
A pesar de la gran cantidad
de niños involucrados, las necesidades y los intereses de estos niños migrantes
casi nunca forman parte de la mayoría de los debates sobre protección infantil,
trabajo infantil y migración.
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