
La producción, distribución,
tenencia y utilización de pornografía infantil implica la conversión de los
niños y las niñas, de la infancia misma, en objeto sexual comercial. Difundir
de manera irrestricta imágenes, fotogramas y textos relacionados con
pornografía infantil, constituye una vulneración de sus derechos.
Al presentar abiertamente la
violencia sexual contra los niños y las niñas en un medio masivo de
comunicación al cual todos pueden tener acceso, se promueve la tolerancia
social frente al abuso. Se presenta como natural y deseable la utilización
sexual de los niños y las niñas por parte de los adultos, aumentando las
probabilidades de ocurrencia de abusos sexuales en la realidad. No es extraño,
como ejemplo, el caso de adolescentes expuestos a imágenes pornográficas
quienes posteriormente han abusado sexualmente de sus hermanos o hermanas
menores. Así mismo, se contribuye al proceso de sedimentación social de la
violencia: la exhibición permanente de escenas sexuales con niños o niñas
pretende restar importancia a la violencia que se ejerce contra ellos,
mostrándola como una conducta válida; así, un delito se convierte en
espectáculo comercial que asocia violencia con placer.

Aunque todavía los efectos
socioculturales de la pornografía infantil no han sido investigados
suficientemente, no puede desconocerse el poder socializador o globalizador de
un medio como Internet. Esta coloca a una persona en contacto con otras
personas, objetos y conocimientos a los cuales, de otra manera, le hubiera sido
imposible o muy difícil acercarse. Toda esta apertura que va desde obtener o
enviar información, hasta crear relaciones de amistad de por vida, puede
afectar en un nivel más general las dinámicas sociales y culturales de los
seres.
Recuperado de: http://www.monografias.com/trabajos68/pornografia-infantil-trata-personas/pornografia-infantil-trata-personas2.shtml#ixzz4rRi58nzH
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